Shalott es una banda oriunda de Ciudad de México, México. Nacieron en el 2012 y sorprendentemente cuatro años después han lanzado Prima Nocte (2016), un EP de siete temas y poco más de 26 minutos de duración; una grata revelación.
Es sorprendente porque cuatro años son suficientes para que una banda empiece a ensayar y paulatinamente se estanquen en esa etapa sin hacer nada más hasta que finalmente desaparece como muchísimas otras agrupaciones. Qué bueno que a Shalott no le pasó eso.
Por muchos años no vimos bandas como ésta; ya fuera porque no había los recursos necesarios para grabar algo decente o simplemente porque había una carencia de profundidad compositiva. Muchos tiempo ha tenido que pasar en la escena nacional para escuchar algo como lo que hoy Shalott ofrece.
Se nota de inmediato que las influencias de Shalott provienen de bandas españolas que usan violín y flauta; no hay una referencia en este lado del océano que pueda servir de posible influencia. Desde inicios de este milenio los fanáticos latinos del género se han alimentado en su mayoría de bandas ibéricas.
De las siete piezas que componen Prima Nocte, algunas son interpretadas por una voz fémina y otra por una voz masculina. Habría sido interesante escuchar una canción con ambos cantando, pareciera que son dos bandas en un mismo disco; no obstante ambos cumplen muy bien su rol.
Su timbre no es forzado con tal de alcanzar notas imposibles, ofrecen lo que tienen dándole seguridad y franqueza a su ejecución. Lo mejor es que esto no desmerece la intensidad de las canciones, sobre todo en las más rápidas como Forjador de caminos o En medio de la guerra.
Aunque por momentos sus voces se pierden entre la mezcla, el trabajo de producción es muy bueno; se escuchan los instrumentos con claridad mostrando la intención de las composiciones. Hay un buen equilibrio entre entre cada intérprete incluso en ritmos vertiginosos como La Maldición de William Kidd, por ejemplo.
Tal vez la pieza a la que se le hace más justicia es la instrumental: Monicoriculo, donde varios instrumentos se mezclan durante varios lapsos y aun en es posible escuchar con lucidez a todos los ejecutantes. Poco o casi nada se pierde.
Ojala que no pase mucho tiempo para que finalmente Shalott lance un disco debut. Este EP les debería abrir muchas puertas. Fanáticos del género hay muchos, si mantienen alimentando ambas facetas (tanto de canciones rápidas como algunas más baladescas) seguro lograrán colocarse en el gusto de varios.
Shalott (como muchas otros conjuntos de la misma línea en México) pueden romper de una vez por todas con el mito de un supuesto malinchismo que hay en el país. Queda claro que si hay bandas buenas, también habrá fanáticos. Muy pocos escuchan agrupaciones sólo por el país de donde vienen.
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