Metal Commando (2020) revive a PRIMAL FEAR

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PRIMAL FEAR ha lanzado su cabalístico treceavo álbum titulado: Metal Commando (2020), un redondo que poco prometía después de tres trabajos muy medianos: Apocalypse (2018), Rulebreaker (2016) y Delivering the Black (2014).

 

De hecho, si somos brutalmente honestos, hace muchos años que PRIMAL FEAR no entrega un álbum destacado en términos de ser capaz de dejar de mirar al pasado.

 

Desde aquel Devil’s Ground del ya lejanísimo 2004, la agrupación ha lanzado discos que parecen ser el mismo pero con diferente nombre.

 

¿Qué canciones han quedado en la mente de los fanáticos desde entonces? Es un hecho que PRIMAL FEAR sigue siendo más recordado por piezas como Metal is forever, Nuclear Fire, Final Embrace o Chainbreaker y no tanto por King of Madness, Demons and Angels o Bad Guys Wear Black.

 

En medio de este oscurantismo, que no es exclusivo de PRIMAL FEAR sino de muchísimas otras agrupaciones, su nuevo álbum viene a ser un verdadero tanque de oxígeno.

 

A pesar de que se nota el paso del tiempo, sobre todo en la voz de Ralf Scheepers, las guitarras han recuperado un brillo muy interesante, lo que le ha dado una luz distinta a las piezas.

 

Cuando la banda dejó escuchar uno de sus primeros sencillos: I Am Alive, se notó a leguas que PRIMAL FEAR venía con una mentalidad diferente a nivel compositivo.

 

Varias canciones de sus últimos discos se habían estancado en una fórmula que, a pesar de ser efectiva, ellos se encargaron de gastarla al máximo.

 

Dicha fórmula consistía en iniciar las canciones con un riff; hacerla sonar un par de compases y después acompañarla con la batería para darle un beat.

 

Ahora en I Am Alive eso quedó atrás; ahora escuchamos una canción con más de una melodía, capaz de quedarse grabada en la cabeza y generando interés por ser escuchada en vivo.

 

Uno podría pensar: “bueno, qué más da una canción; seguro el resto del disco está igual”. Afortunadamente esto no es así. Halo sigue la misma línea. Ambas son por mucho las mejores canciones que PRIMAL FEAR haya hecho en muchísimos años.

 

Y con ese espíritu logran grandes cortes como My name is Fear, Raise Your Fists y Howl of the Banshee, que de ya se pueden volver los nuevos cortes obligados para ser escuchados en vivo.

Ralph Scheepers se recupera en Metal Commando

 

Las líneas de voz de Ralph Scheepers recuperan lo mejor de viejas joyas como la ya mencionadas Final Embrace, donde la melodía es atractiva por sí misma, usando los agudos de Ralph Scheepers como un recurso nada más.

 

Finalmente se puede notar que PRIMAL FEAR es una banda con tres guitarristas: Tom Naumann, Magnus Karlsson y Alex Beyrodt; el colorido armónico y melódico de las piezas lo refleja.

 

Tuvieron que pasar tres álbumes (Rulebreaker y Apocalypse) para que finalmente viéramos a esta triada brillar en todo su esplendor, aunque el techo se antoja todavía muy alto.

 

Vale la pena mencionar que Metal Commando es el disco debut de Michael Ehré, el nuevo baterista que ha logrado meterse a ese estrecho círculo de influencias que es el power metal alemán.

 

El que es considerado como la “máquina de speed metal” por su majestad, Kai Hansen, hace un trabajo perfecto y se nota con mucha claridad en Afterlife, exploando un doble pedal como pocas veces se había escuchado en PRIMAL FEAR.

 

Recuerdo cuando en 2014 fue anunciado Aquiles Priester como baterista de la banda. La noticia provocó risa, ¿cómo un baterista de esa estatura y calibre iba estar en PRIMAL FEAR?

 

Era mucho baterista para una banda con tan poca exigencia a nivel técnico, sobre todo con un compositor como Mat Sinner, tan feliz con un bajo y una plumilla y ya.

 

Luego llegó de la nada Francesco Jovino y cumplió muy bien con su labor. ¿Quién que practique la batería no lo iba hacer? El anuncio de Michael Ehré vino a confirmar que el círculo del Power Metal internacional es estrecho.

 

Pero más allá de eso, indudablemente su presencia ha abonado mucho en que la música de PRIMAL FEAR adquiera nuevos niveles y dimensiones.

 

Merece una mención especial la pieza final del álbum: Infinity, la obra más larga en la historia de la banda con 13 minutos de duración, por encima de We Walk Without Fear, del Unbreakable, con 10:45 minutos.

 

Infinity logra uno de los puntos más altos de PRIMAL FEAR en cuanto a composición se refiere. Una verdadera suite que saca lo mejor que se le ha escuchado a las guitarras de esta banda; en ese aspecto deja muy atrás a su predecesora.

 

De manera repentina, Metal Commando se ha colocado como el gran haz de luz del metal alemán (junto con el otro importantísimo disco de GRAVE DIGGER).

 

Es un verdadero renacer de una banda que sólo los verdaderos fanáticos seguían escuchando. Con este álbum podrían cosechar una nueva camada de escuchas.